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Para muchos especialistas, las ofertas del Black Friday han sustituido ya a las de enero como las verdaderas rebajas de invierno, arrebatando esa categoría al periodo que sucede a la celebración de las Navidades.
Aunque tuvo unos inicios inciertos, la importación del Black Friday al mercado español es ya un rotundo éxito. Año tras año, la semana larga de ofertas de finales de noviembre, se consolida un poco más y supone ya uno de los periodos de ventas más importantes de todo el año. Tanto es así que, para muchos especialistas, las ofertas del Black Friday han sustituido ya a las de enero como las verdaderas rebajas de invierno, arrebatando esa categoría al periodo que sucede a la celebración de las Navidades.
Si a esta tendencia le añadimos además un periodo de inflación alta como la que padecemos actualmente, las rebajas de este año presentan expectativas menos interesantes que en años anteriores. Para confirmar este dato, nada mejor que echar un vistazo a las expectativas de contratación de personal que, según la empresa de trabajo temporal Randstad, ascenderá a un total de 140.660 contratos, alrededor de 45.000 empleos menos con respecto a la campaña del 2022. Si el sector prevé necesitar menos mano de obra, lo lógico es pensar que también prevé menos actividad y menos ventas que en ocasiones anteriores.
Se supone que las tradicionales rebajas de inicio de año vienen a ayudar a superar la cuesta de enero. Sin embargo, si vemos la respuesta del público en los últimos años, parece perder importancia. Efectivamente, la celebración navideña suele ir acompañada de unos gastos extras que obliga a muchas familias a iniciar el año con estrecheces, más aún en un entorno inflacionario como el actual.
En cualquier caso, también es cierto que la financiación al consumo supone una significativa mejora que permite a las familias flexibilizar los pagos y adaptarlos a sus posibilidades económicas de cada momento. Por utilizar una imagen visual, la financiación al consumo permite allanar el día a día financiero de una familia que, por lo que suele ser habitual, suele tener que hacer frente a una montaña rusa de gastos imprevistos e ingresos que por momentos suelen ser insuficientes para hacer frente a esos altibajos.
Mantener las finanzas domésticas sometidas a una estrategia de financiación adecuada supone un aporte de tranquilidad a la vida financiera de la familia, sin necesidad de esperar a las rebajas para hacer las compras que se necesitan. Las rebajas pueden suponer un buen momento para comprar más barato aquello que la familia necesita, pero más importante aún es tener asegurada la financiación que permita poder pagar de una forma adaptada, sin sobresaltos. Quizás también por eso, las rebajas ya no son aquel momento esperado durante todo el año, que llevaba a mucha gente a agolparse a las puertas de un centro comercial a la caza del objeto rebajado.
