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Europa se pone las pilas para fabricar microchips

Hace apenas unos días un periódico nacional publicaba un artículo referente a la locura que se está viviendo en Estados Unidos en el mercado de coches de segunda mano.

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Hace apenas unos días un periódico nacional publicaba un artículo referente a la locura que se está viviendo en Estados Unidos en el mercado de coches de segunda mano. La conclusión más sorprendente es que actualmente allí se está pagando más por la compra de un coche usado que por uno igual nuevo. Hasta el punto de que por algunos determinados modelos se llega a pagar un 35% más de sus precios originales. Esta situación, a priori, es incongruente, pero es la ley de la oferta y la demanda que en ocasiones excepcionales distorsiona los mercados hasta estos extremos.

No hemos leído que esté ocurriendo lo mismo en otros países, pero fácilmente puede estar pasando, o puede llegar a darse el caso en breve, debido a que la fabricación de automóviles nuevos se produce con una lentitud exasperante como consecuencia de la escasez de distintos tipos de suministros, principalmente de microchips.

Recordemos que la pandemia fue el desencadenante oficial de que los fabricantes asiáticos de microchips, como principales productores del mundo, derivasen su producción masivamente hacia ordenadores, electrodomésticos, videojuegos, etc. La causa era evidente, los confinamientos generalizados provocaban que no se vendieran vehículos y, en cambio, había una sobredemanda de los demás artículos mencionados.

La distorsión del mercado durante tantos meses ha generado la situación actual de escasez, que tiene difícil arreglo a corto plazo, sobre todo cuando la fabricación de microchips está prácticamente monopolizada por China, Taiwán y Corea del Sur. Europa cometió el error de reducir a la mitad su industria de microprocesadores en los últimos diez años, probablemente porque no eran competitivos frente a los fabricantes asiáticos, pero ahora sufre las terribles consecuencias del desabastecimiento que tiene semiparalizada la venta de automóviles nuevos, entre otras muchas cosas. La ceguera cortoplacista impidió predecir a fabricantes y administraciones la necesidad imperiosa de chips que ahora existe para producir cualquier cosa.

Por ese motivo, y aunque para tratar de arreglar esa falta de suministros ya sea muy tarde, ahora Europa se ha planteado seriamente recuperar esa industria con el fin de evitar que se produzcan situaciones similares en el futuro. De hecho, la Unión Europea tiene previsto destinar unos 43.000 millones a este sector para que en nuestro continente se fabrique el 20% del mercado mundial de chips.

Los fondos europeos van a ser el apoyo fundamental para que Gobiernos y fabricantes unan fuerzas en pro de esa recuperación. En ese sentido, el mayor fabricante de microprocesadores del mundo ha anunciado también su intención de invertir unos 80.000 millones de euros en Europa en los próximos diez años. Alemania será la primera beneficiada con 33.000 millones para construir una gran fábrica de chips, pero habrá otros proyectos en Italia, Francia, Irlanda, Polonia y hasta en España.

Europa no puede perder el paso en el camino imparable para desarrollar un futuro coche eléctrico con mayor autonomía y menores costes, y los microchips serán una parte fundamental del proyecto. Mientras eso llega, los consumidores analizan las opciones actuales en los mercados para poder decantarse por adquirir un coche nuevo de los ya existentes o por uno usado. Y Sofinco está atenta a cualquier necesidad de financiación que demanden esos compradores para ayudarles en la adquisición por un periodo de hasta diez años, con la máxima claridad y transparencia.

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