¿Nos moveremos todos en un eléctrico en 2030?

Estas son algunas de las preguntas que lanzamos desde Sofinco a los expertos tratando de conocer si el coche eléctrico será una realidad tan rápida como algunos postulan, o deberá recorrer un camino más lento, como suele ser habitual cuando se trata de un cambio tan radical.

Las conclusiones de los expertos están recogidas en el primer Estudio de Tendencias de Consumo 2023 que Sofinco en colaboración con Ipsos, instituto de investigación independiente de mercado líder a nivel mundial.

Y todos coinciden en señalar que, al menos hasta 2030, no se producirá un uso generalizado del coche eléctrico en nuestras carreteras. La mayor o menor rapidez en su implantación como opción mayoritaria de movilidad depende de una serie de circunstancias que deben darse para facilitar el desarrollo en la electrificación de la movilidad. Según coinciden los expertos consultados, en paralelo al desarrollo del vehículo eléctrico deben producirse otros desarrollos, como son los siguientes: 

1. Ampliar la red de cargadores actuales, muy limitada y sin una cobertura que pueda asegurar la movilidad por gran parte del país.
2. Mejorar las baterías para aumentar la autonomía de los vehículos. Es uno de los grandes hándicaps del vehículo eléctrico y aunque el desarrollo ha sido exponencial en los últimos años, aun se espera el gran salto que verdaderamente independice al vehículo durante el suficiente tiempo para realizar un viaje medio.
3. Mejorar la velocidad de carga de las baterías. Si importante es mejorar la capacidad de carga de las baterías, no lo es menos la velocidad a la que se cargan. Será difícil llegar a un tiempo de recarga similar al que actualmente se necesita para repostar gasolina o gasoil, sin embargo, la tendencia debe ser a reducir ese tiempo de carga a un espacio mínimo que no suponga una pérdida de tiempo para los viajeros.
4. Mejorar la vida operativa de las baterías es otro vector importante en esta ecuación. El número de cargas/descargas que soporta una batería es un elemento importante y aportará mayores garantías a medida que la vida media de las baterías se amplíe de forma rentable para el usuario.
5. Reducir los precios de venta de este tipo de vehículos será una dinámica que irá en paralelo a su producción de forma masiva. Las empresas automovilísticas tendrán que hacer frente a grandes inversiones para adaptar los procesos de fabricación a las nuevas necesidades que supone el motor eléctrico frente al motor de combustión.
6. Disponer de energía eléctrica sin contaminar. Efectivamente, aunque el desarrollo de las energías renovables ha sido espectacular, aún se necesitan combustibles fósiles para la producción de energía, sobre todo gas y, en menor medida, el carbón.

"Cuando se generalicen los puntos de carga, desaparezca la incertidumbre de la tarifa eléctrica, se abarate la tecnología y se pueda viajar en coche eléctrico sin restricciones por carretera (larga distancia). Probablemente la generalización del car- sharing sea importante para el futuro", coinciden en afirmar la mayoría de los expertos consultados.

En cualquier caso, uno de ellos lanza un nuevo interrogante sobre ese escenario de movilidad totalmente eléctrica y es conocer si en este nuevo paradigma, la propiedad del vehículo seguirá siendo individual como ocurría hasta ahora o se impondrá un tipo de propiedad compartida que contribuya al ahorro de costes y la racionalización del uso.

Para clarificar este punto, necesitaremos aún esperar el desarrollo de los acontecimientos, pero, lo que está claro es que el vehículo eléctrico ha venido para quedarse, pero esa venida será mucho más pausada de lo que muchos preveían.