Es evidente que la pandemia que afrontamos está modificando todas las estadísticas de la economía mundial, y especialmente las relativas al consumo, debido a los confinamientos o a la menor movilidad de las personas. No obstante, poco a poco se irán recuperando los hábitos y necesidades de la sociedad hasta restablecerse la normalidad.
Y esa normalidad nos debería devolver a las estadísticas que manejábamos en los últimos años. Por ejemplo, que España es el país de la Unión Europea de mayor incremento en crédito al consumo en los últimos cinco años, según un informe de la Junta Europea de Riesgo Sistémico. En concreto, el aumento de la financiación al consumo en nuestro país fue del 67% entre los años 2014 y 2019, lo que supone el triple que la media europea, que en ese periodo fue del 22%.
Pero a pesar de ese importante crecimiento, el informe viene a reflejar que el crédito al consumo en España tiene todavía un gran potencial de crecimiento si se compara el nivel de préstamos de ese tipo que las entidades financieras de crédito dan a los españoles en comparación con las que se alcanzan en otros países.
En ese sentido, hay que hacer referencia al informe de investigación Global Crédito al Consumo Mercado 2020, que prevé que el consumo a nivel mundial aumente a un ritmo considerable hasta el año 2026. Es de suponer que la covid 19 trastoque este pronóstico, al menos de forma temporal, pero la tendencia que refleja probablemente se termine cumpliendo, aunque en un horizonte algo más lejano.
Se cumpla antes o después, tanto consumidores como entidades financieras de crédito deben estar preparadas para actuar de forma responsable y transparente. La responsabilidad afecta a ambas partes. En primer lugar, por parte del cliente a la hora de pedir un crédito conforme al poder adquisitivo de su bolsillo, pero también por parte de las entidades a la hora de concederlo, para no intentar ir más allá de lo que el consumidor pueda realmente pagar.
Responsabilidad también por parte del consumidor a la hora de averiguar, entender y asimilar todo lo que conlleva el crédito al consumo que vaya a pedir. Pero claro está, esa labor del consumidor sólo la puede llevar a cabo si al otro lado encuentra entidades financieras que le proporcionen una absoluta transparencia, claridad y facilidad para acceder a toda la documentación y a las explicaciones que necesite.
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