Desde hace días, el 70% de la población española, 33 millones de habitantes, está al menos en la fase 1 del desconfinamiento. Es el pistoletazo de salida de la reactivación económica, el principio de la reconstrucción de un país que ha sido golpeado duramente por la covid 19.
Los datos que nos ha dejado la pandemia hasta el momento son demoledores: se han destruido más de 950.000 empleos en dos meses, hay otros 3,38 millones de trabajadores afectados por expedientes de regulación de empleo temporal (ERTES) y se han cerrado 133.000 empresas.
Podríamos seguir añadiendo cifras negativas, pero este país es optimista por naturaleza. Ha iniciado su reconstrucción y es el momento de mirar hacia delante, de fijar la vista en el futuro, de poner en marcha el motor económico lo más pronto posible.
Ahora bien, para conseguirlo es fundamental que la sociedad española esté muy concienciada de que no es posible iniciar la reconstrucción de nuestra vida diaria, de nuestra salud, de la economía, del empleo, del consumo, del ocio y de la libertad en general si no se empieza por asumir una férrea responsabilidad individual para evitar los contagios.
Hay que aprender a convivir con un “escudo” temporal que nos libre de infectarnos o de propagar la covid 19 mientras llega la esperada vacuna. Si no somos conscientes de eso, la cifra de más de 27.000 víctimas mortales que se ha cobrado ya el virus se verá muy superada.
Las empresas han sido las primeras en adoptar medidas preventivas para salvaguardar la salud de sus trabajadores. Pero también están luchando ya por restaurar la salud económica de sus balances, de su producción y la de sus proveedores. Están tomando medidas para restaurar su liquidez, refinanciar su deuda o conseguir nuevas líneas de financiación a causa del parón productivo.
Sabemos que se tardará un tiempo en reactivar la normalidad en sectores básicos como el turismo y la hostelería, que han perdido el 90% del empleo de una forma u otra. Pero los empresarios ya han tomado o están tomando medidas para dar el mejor servicio con garantías sanitarias adecuadas.
Otro tanto está ocurriendo en la construcción, el textil o la automoción, por poner algunos ejemplos más. Precisamente, en la venta de coches, durante todo el mes de abril se contabilizaron sólo 4.163 vehículos comprados, cantidad que antes del confinamiento se vendía en un solo día.
La esperanza para la recuperación de este sector viene dada por las previsiones que ha manifestado Thierry Breton, comisario europeo de Mercado Interior, al señalar que el 10% del plan de recuperación de la UE irá destinado al sector del automóvil. En España, fabricantes y vendedores han demandado a la Administración ayudas de unos 400 millones de euros para estimular la demanda.
La reapertura progresiva de los concesionarios de automóviles es otra puerta importante abierta ya a la activación del consumo. No olvidemos que, según los últimos datos del CIS, el Indicador de Confianza del Consumidor bajó en abril hasta los 49,9 puntos, la menor cifra alcanzada desde diciembre de 2012. Pero lo más importante, es que las expectativas de los consumidores a doce meses son muy positivas porque los ciudadanos confían en una pronta recuperación.
Así lo deseamos todos, y por eso desde Sofinco ponemos a su disposición toda nuestra tecnología, a la que se puede acceder desde cualquier dispositivo digital para darles la respuesta más adecuada y en cada momento a sus necesidades de financiación al consumo.