No hay vuelta atrás. La ley de Cambio Climático, aprobada en el Congreso de los Diputados y a la espera de su ratificación en el Senado, supone el impulso definitivo al coche eléctrico.
El texto legislativo es claro y rotundo: se prohíbe vender vehículos nuevos de combustión, no destinados a usos comerciales a partir del año 2040. Añade que las Administraciones Públicas “pondrán en marcha medidas que posibiliten en 2050 un parque de turismos y vehículos comerciales ligeros sin emisiones directas de CO2.”
Esa fecha final para la venta de vehículos de combustión, supone una cuenta atrás para los fabricantes de coches y también para los compradores. Los primeros pondrán encima de la mesa recursos, investigación y tecnología para elevar la autonomía de los vehículos eléctricos. Para los segundos representa una clarificación de los tiempos ante la indefinición que existía, lo cual estaba paralizando buena parte de la venta de coches, al margen de los efectos de la pandemia.
Ahora los compradores podrán valorar qué tipo de vehículo les conviene en función de sus necesidades y del periodo límite. Pero sin olvidar una cosa muy importante, que la nueva ley indica que todos los municipios de más de 50.000 habitantes deberán adoptar planes de movilidad sostenible. Es decir, que podrán incluir zonas de bajas emisiones como las ya existentes en Madrid y Barcelona.
Como tercer actor en escena están las Administraciones para fomentar el impulso de los puntos de recarga del coche eléctrico. En ese aspecto, el Gobierno tiene previsto presentar un paquete de medidas de impulso al coche eléctrico y de instalación de puntos de recarga.
La Asociación Nacional de Fabricantes de Coches (Anfac) presentaba en días pasados su Plan Auto 2020-40 y su estrategia de descarbonización, para la que precisaba que antes de que acabe el presente año, es necesario multiplicar por seis los puntos de recarga de acceso público instalados. Eso supone pasar de los 8.545 actuales a una horquilla de entre 45.000 y 48.000 unidades. Añadía, que en 2025 ya se debería haber multiplicado por 15 para llegar a entre 110.000 y 120.000 puntos de recarga, y que en 2030 se hayan instalado entre 340.000 y 360.000, lo que equivale a multiplicar por 40 los actuales.
La transición hacia los vehículos eléctricos
La transición de los coches de combustión a los coches eléctricos facilitará además la renovación del parque automovilístico español, con 13,2 años de antigüedad media, y que Anfac considera que se debería rebajar hasta los 9 años. Para eso sería necesario llevar a desgüace 19 millones de vehículos de aquí a 2030 y sustituirlos por 14 millones de coches nuevos, de los que más de tres millones serían eléctricos y casi 4 millones híbridos convencionales.
En los tres primeros meses de 2021 se han registrado 2.724.669 altas de vehículos y 2.632.199 bajas, según la patronal de seguros Unespa. Esto supone un saldo positivo de 92.470 unidades de todas las categorías (coches, motos, furgonetas, camiones, autobuses…). A finales de marzo había en España 32.054.257 millones de vehículos asegurados, lo que supone un 0,76% más que al cierre de 2020.
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