La inflación supone un freno para muchas economías familiares que ven incrementado el esfuerzo que deben realizar para llenar la cesta de la compra, para pagar la factura de la electricidad y para pagar la hipoteca después de las subidas de los tipos de interés.
El espíritu de la Navidad se impone, a pesar de todos los pesares. La subida de los precios, la guerra de Ucrania, el precio de la electricidad, la subida de los tipos de interés no son suficientes para terminar con el espíritu navideño que nos lleva a echarnos a la calle, disfrutar de las luces que adornan las ciudades y realizar las tradicionales compras de Navidad.
Efectivamente, la inflación supone un freno para muchas economías familiares que ven incrementado el esfuerzo que deben realizar para llenar la cesta de la compra, para pagar la factura de la electricidad y para pagar la hipoteca después de las subidas de los tipos de interés. Sin embargo, los datos que nos ofrece la reciente celebración del Black Friday, nos lleva a pensar que los ciudadanos no están dispuestos a modificar sus hábitos, por muy malos que sean los augurios económicos.
Así lo recogen los datos ofrecidos por TC Group, empresa especializada en la contabilización de clientes en las tiendas. Según sus datos, ciudades como San Sebastián aumentaron su tráfico peatonal un 37% el fin de semana del Black Friday y un 55% el incremento en la entrada en tiendas; Bilbao registró un 20% más de tráfico exterior, y un 67% de aumento en las entradas a tiendas durante el sábado; y en A Coruña, el aumento de tráfico peatonal creció hasta el 17%, y un 21% el nivel de entrada en tiendas.
Madrid y Barcelona mantuvieron su tráfico exterior frente al año pasado, con aumentos del 1% en el caso de la capital y del 3% en la ciudad condal. Estos datos podrían explicarse desde dos puntos de vista diferenciados: por un lado, que los españoles han decidido adelantar las compras de Navidad aprovechando las rebajas de precio del Black Friday; por otro, que a pesar de la situación económica complicada, los españoles no están dispuestos a renunciar a sus hábitos de compra, sobre todo, después de una pandemia que nos obligó a la reclusión total durante meses.
Por lo tanto, todo apunta a que el periodo navideño de compras mantendrá unos niveles similares a años anteriores y que la efervescencia de estas fiestas volverá a llenar las calles de las principales ciudades de personas dispuestas a disfrutar de las fiestas y realizar las compras habituales de estas fechas.
Como ejemplo, la crisis energética no ha conseguido doblegar el interés de las ciudades por engalanarse con la luminaria propia de Navidad, uno de los mayores atractivos de estas fechas y puerta de entrada de miles de clientes al comercio local. Habrá que esperar de todos modos para conocer si los datos económicos avalan la campaña navideña, pero lo cierto es que, al menos en la puesta en escena, la Navidad se acaba imponiendo frente al pesimismo.