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¿Cómo gestionar las finanzas familiares?

“Yo de finanzas sé poco”. Lamentablemente, esta respuesta sigue siendo demasiado habitual entre los ciudadanos, a pesar de la importancia de saber gestionar nuestro dinero para asegurar la tranquilidad financiera de las familias.

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Porque se habla mucho del estrés que produce el trabajo y el frenético día a día, pero se habla poco del estrés que producen las finanzas familiares, aunque lo sufre un amplio porcentaje de la población.

No llegar a fin de mes, no saber si alcanzará el dinero para un gasto inesperado, no saber en qué nos hemos gastado el sueldo o no conseguir ahorrar son algunas de las situaciones que provocan esta situación de estrés.

¿Cómo podemos evitar esta situación?

Para evitar llegar a estos extremos, nada mejor que tener unas nociones mínimas sobre cómo gestionar nuestras finanzas personales de cara a conseguir esa tranquilidad financiera que todos buscamos.

La importancia de la educación financiera se puso de relieve a raíz de la crisis financiera de 2018 en la que muchos ciudadanos descubrieron que habían tomado decisiones sin los conocimientos mínimos. En este contexto nacieron iniciativas como la celebración del Día de la Educación Financiera (que acaba de celebrarse el pasado 2 de octubre), y proyectos como el portal Finanzas para todos que “tiene como objetivo mejorar la cultura financiera de los ciudadanos, dotándoles de los conocimientos básicos y las herramientas necesarias para que manejen sus finanzas de forma responsable e informada”.

El Plan de Educación Financiera es una iniciativa de la Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV), el Banco de España y el Ministerio de Asuntos Económicos y Transformación Digital e incluye herramientas básicas para poder realizar una gestión adecuada de nuestras finanzas.

Una visita al portal nos descubrirá cómo realizar una planificación financiera que nos permita conocer cuáles son nuestros ingresos reales y, por el contrario, cuáles son nuestros gastos. Como es lógico, solo con un análisis adecuado de nuestra situación podremos tomar decisiones adaptadas a nuestra situación concreta.

El análisis

Realizar un análisis de nuestras finanzas es tan fácil como apuntar, por un lado, todos los ingresos de la familia (sueldos, ingresos extraordinarios, alquileres etc.) y, por otro, los gastos. Son muchas las aplicaciones que ayudan a llevar una adecuada contabilidad de los gastos, pero un simple papel o un Excel nos permitirá llevar una contabilidad de todas las salidas de dinero. Lo ideal será hacerlo sobre el último semestre, aunque puede hacerse también sobre el último mes, si resulta demasiado engorroso.

Una vez recopilados todos los gastos, lo recomendable es agruparlos en varios apartados:

  • Gastos fijos – pago del alquiler, la hipoteca, el renting del coche, el colegio…
  • Gastos fijos variables – el pago del teléfono, el wifi, ir al mercado…
  • Gastos prescindibles – plataformas de televisión, comidas fuera de casa, ropa…

Una vez realizada esta tarea, el análisis de nuestra situación financiera será el resultado de restar a los ingresos obtenidos, los gastos realizados. La diferencia, si es positiva, será nuestra capacidad de ahorro, y si es negativa, será el origen de nuestros problemas y el estrés financiero de nuestra familia.

Plan de ahorro

El siguiente paso debe ser establecer un sistema de ahorro mensual, en función de la situación real de nuestras finanzas. Para ello, lo más probable es que haya que renunciar a los gastos prescindibles detectados en el análisis previo.

Una vez establecido, existen mecanismos que permiten que mensualmente se detraiga una cifra preestablecida de nuestros ingresos y se destine a una cuenta de ahorro. De este modo, al realizarse mecánicamente, evitamos la tentación de posponer el ahorro “para más adelante” o romper la dinámica de ahorro en cuanto tengamos la más mínima excusa.

También se puede establecer un plan de ahorro concreto para la consecución de un objetivo establecido. De este modo, al visualizar una meta concreta, conseguiremos que el ahorro no sea algo genérico, sino algo muy concreto con nombre y apellidos. Por ejemplo, nuestro plan de ahorro puede tener como objetivo comprarnos un coche determinado.

¿Cómo planificamos el plan de ahorro para comprar un coche?

  1. Conocer el coste total del vehículo que nos interesa.
  2. Realizar el análisis financiero para conocer a cuánto asciende nuestra capacidad de ahorro.
  3. Una vez establecida la cifra que podremos ahorrar mensualmente, sólo nos quedará saber cuánto tiempo necesitamos para alcanzar el objetivo planteado.
  4. Una vez conocido el plazo, podremos realizar los ajustes que creamos oportunos para reducir el plazo y, por lo tanto, ahorrar más mensualmente, o ampliarlo y ahorrar de forma más confortable.

Los objetivos pueden ser muchos (pagar la universidad de los hijos, cambiar de coche, comprar una segunda residencia, el viaje que realizaremos en vacaciones, la celebración de la boda…), pero bien planificados, serán mucho más fáciles de conseguir de forma realista.

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