No hace tanto tiempo, todos los jóvenes querían tener un coche propio como seña de haber alcanzado ya la libertad y la independencia paterna, cumplir los 18 años era sinónimo de poder tener el carnet de conducir y acceder a tener un coche en propiedad.
Sin embargo, esta situación ha cambiado radicalmente, los jóvenes actuales no están tan interesados en la posesión del vehículo, como en su uso. Tanto es así que, según se desprende del Estudio de Movilidad realizado por Ganvam en colaboración con NTT Data y el apoyo de Sofinco, en 2030 el 34% de los vehículos se usarán como servicio.
Entran aquí en juego una concienciación medioambiental creciente, las restricciones de tráfico en las ciudades y la posibilidad que existe actualmente de acceder a otros modelos de movilidad que eran inimaginables hace tan sólo unos años. No en vano, hay un dato llamativo que indica que los vehículos solo se utilizan actualmente un 5% del tiempo, el resto permanecen aparcados.
Según recoge el estudio, la transición de modelos de propiedad a modelos de servicio es transversal a todos los sectores y ámbitos de la sociedad y esto se ha traducido en la aparición de nuevos modelos de negocio que van mucho más allá de la simple venta o reparación de vehículos tradicional.
Algunas de estas tendencias, como la sostenibilidad y el vehículo como servicio están habilitando la aparición de nuevos modelos de negocio basados en:
El proceso de transición social, además, se ve impulsado por las administraciones públicas que han definido una serie de hitos para asegurar y guiar la transición hacía una movilidad más sostenible. Así, por ejemplo, el compromiso Fit for 55, que supone la reducción en un 55% la emisión neta de gases en 2030; la prohibición de la venta de vehículos de propulsión a través de combustibles fósiles en 2035; o la prohibición total de circular a cualquier vehículo que emita CO2 en 2050.
En estos momentos, y según se desprende del estudio, la transición se está apalancando en los vehículos eléctricos, que están incrementando notablemente sus matriculaciones en los últimos años. De todos modos, si se quieren alcanzar los objetivos fijos, la venta de este tipo de vehículos debería incrementarse en un 65% anuales, una cifra que no parece fácil de conseguir por dos retos relevantes actualmente: la falta de infraestructuras para poder cargar los vehículos y los costes elevados que todavía supone este tipo de coches en relación a los de combustión. En cualquier caso, los vehículos eléctricos, aunque suponen la alternativa más habitual hoy día, tendrá que competir también con otro tipo tecnologías basadas en el e-fuels o el hidrógeno.
Nuevas formas de uso, nuevas tecnologías y nuevas formas de negocio que tendrán como resultado una nueva realidad en la que ciudadanos y empresas establecerán nuevas relaciones para una movilidad más sostenible.