La incertidumbre se ha establecido en todos los ámbitos económicos porque nadie es capaz de predecir cuánto va a durar el terrible conflicto armado, hasta cuándo será capaz Rusia de aguantar las sanciones económicas que ya le han impuesto Europa y Estados Unidos, ni tampoco hasta dónde se extenderán éstas.
Si la inflación ya venía siendo un grave problema para las economías desde hace un año por la escasez de determinados suministros y por la escalada de los precios energéticos, la guerra emprendida por Rusia le acaba de dar la puntilla.
La incertidumbre se ha establecido en todos los ámbitos económicos porque nadie es capaz de predecir cuánto va a durar el terrible conflicto armado, hasta cuándo será capaz Rusia de aguantar las sanciones económicas que ya le han impuesto Europa y Estados Unidos, ni tampoco hasta dónde se extenderán éstas. Como consecuencia, los precios siguen aumentando y el crecimiento económico reduciéndose. Si ese crecimiento llegara a quedar anulado y la inflación siguiera disparada, nos acercaríamos a la temida estanflación.
El Banco Central Europeo acaba de anunciar una serie de pautas que va a poner en marcha para intentar evitar que eso último ocurra y para tratar de mantener la estabilidad de los precios. Por ahora, las autoridades económicas no quieren ni pensar en la posibilidad de una estanflación. La apartan de sus previsiones y los ciudadanos tenemos todas las esperanzas puestas en que se cumplan sus tesis.
Afortunadamente, las situaciones extremadamente difíciles y complejas, en muchas ocasiones son capaces de generar posturas y decisiones que de otro modo no se darían en tan poco tiempo. El mejor ejemplo es la unidad política y económica inmediata y contundente que se ha producido en Europa para intentar atajar la guerra y sus consecuencias. Nunca Europa había dado una imagen de esfuerzo conjunto tan global.
Y es que llevamos ya dos largos años de vida “desestructurada” a causa de la pandemia, y las catástrofes naturales, a lo que ahora se ha sumado el conflicto en Ucrania.
La sociedad necesitadad volver a una vida de relativa rutina, con perspectivas de progreso y de futuro. Recuperar hábitos de trabajo, de ocio, de cultura y de normalidad, ante todo. La tranquilidad dará paso al dinamismo económico, a la estabilidad del empleo, a una movilidad sin restricciones de ningún tipo y como consecuencia a la recuperación del consumo.
Desde Sofinco estamos dispuestos, como siempre, a ayudar a conseguir esa tranquilidad a los consumidores, facilitándoles la financiación que precisen para sus compras para el hogar, para su ocio o para la adquisición de un automóvil nuevo o usado. Con transparencia, con claridad y con la facilidad de acceder a la financiación desde cualquier dispositivo móvil.